La palabra femenino fue creada en la Edad Media para expresar lo que se consideraba una diferencia esencial y radical en la naturaleza de la mujer.
Femenino viene del latín femina, vocablo compuesto por fides ( que se traduce por fe) y minus ( literalmente menos).
Con lo que la traducción literal del término sería: la que tiene menos fe.
La raíz de esta interpretación viene de un análisis superficial de la Bíblia, exactamente del texto del Génesis (Gn 1, 26-27).
En la interpretación medieval, sólo el varón sería “la imagen de Dios” y la mujer, concebida en términos masculinos, no podía ser semejante a la divinidad.
Por lo tanto, la mujer tendría “menos fe”, sería un ser “fe-minus” ( femenino).
Esta manera de ver las cosas en el medievo ha servido durante siglos para discriminar a la mujer sólo por ser mujer.
Sin embargo dicha conclusión medieval no se sustenta en un análisis serio del texto del Génesis.
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