Bárbara de Braganza esposa del tercer Borbón, hijo de Felipe V, Fernando VI
El 4 de diciembre de 1711 nacía en Portugal Bárbara de Braganza, reina consorte de España gracias a su matrimonio con Fernando VI.
Fernando VI fue el cuarto hijo de Felipe V y el único que sobrevivió a su padre. Creció sin madre y sufrió el rechazo de su madrastra, la malvada Isabel de Farnesio. De carácter retraído y melancólico, educado al margen de las tareas de gobierno, el matrimonio de Fernando con Bárbara fue una liberación y un consuelo. Y no precisamente por las cualidades objetivas de la esposa.

Se casaron en la iglesia de San Juan Bautista de Badajoz en 1729 por estar a medio camino entre Madrid y Lisboa.
Fuera como fuera, la reina no fue querida por su pueblo pero encontró un alma gemela en su marido. Juntos se abandonaron a una languidez vital, a esa saudade portuguesa, contemplativa, religiosa y cultivada. Porque al fin y al cabo, los reyes eran reyes, y como tales podían distraer su aflicción de forma brillante, entregados al teatro y el arte, sobre todo la lírica.
Bárbara Braganza tuvo una gran influencia sobre su marido pero no la empleó, como Isabel de Farnesio, para entrometerse en los asuntos de Estado, quizás porque tampoco tenía intereses propios ni sabía cómo obtener ventaja de ellos. Sí supo enriquecerse más de lo que sus hábitos hacían suponer, enviando a su muerte todo su patrimonio a su hermano don Pedro. Bárbara tenía fama de derrochadora y de pensar más en sus intereses que en los de España:
Aún así el matrimonio dejaba la Hacienda más caudalosa de todas las monarquías.
"Testó la reina y concuerda
con variedad de opiniones
que dio a Portugal millones
y a España... ¿qué?: mucha mierda.
Pase, porque nadie pierda
lo que le toque, concluyo
por ley de lo tuyo, tuyo,
que el testamento es siniestro,
pues dio a Portugal lo nuestro
y a nuestra España lo suyo"
con variedad de opiniones
que dio a Portugal millones
y a España... ¿qué?: mucha mierda.
Pase, porque nadie pierda
lo que le toque, concluyo
por ley de lo tuyo, tuyo,
que el testamento es siniestro,
pues dio a Portugal lo nuestro
y a nuestra España lo suyo"
Aún así el matrimonio dejaba la Hacienda más caudalosa de todas las monarquías.
Al morir Bárbara, Fernando perdió la cordura. Se recluyó en su residencia de Villaviciosa y deambuló sin sentido negándose a ser lavado ni afeitado y sin probar bocado.
Un año después, marchito, se reunía con su amada. Para el pueblo sería un amor mediano, como su reinado, pero.....¡qué amor!
Entrando en el despacho del director del instituto a la derecha hay un cuadro de Bárbara de Braganza, D. Luís ha dicho que el que quiera puede ir a verlo.
Entrando en el despacho del director del instituto a la derecha hay un cuadro de Bárbara de Braganza, D. Luís ha dicho que el que quiera puede ir a verlo.
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